Relato de 01Luis09


Relato de 01Luis09.

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Ragnarök

Una extensa bruma grisácea bailaba sobre el oscuro cielo que se alzaba sobre sus cabezas ocultando las estrellas y la luna de una calurosa noche de verano.

El fin del mundo se acercaba. Era inevitable. Toda forma de vida sobre él planeta agonizaba. La vegetación, al igual que la propia existencia humana, se marchitaba. Se había desatado un apocalipsis a nivel mundial.

-Los humanos no entienden lo que no se puede razonar –susurro Menw estrechando con sus grandes manos las de Daanna –sienten miedo sin saber porque, y nosotros, sus protectores, quienes debemos velar por ellos, tenemos miedo al saber que el Midgard pronto se convertirá en el escenario de la peor de las batallas jamás libradas, la batalla final entre la luz y la oscuridad.
Sí –contesto con un hilo de voz Daanna juntando su rostro al de Menw.

Sentía miedo pese a estar, aislada de la civilización en la cumbre de la montaña Yank, situadaentre España y Francia,  junto a Menw. Tenía ganas de llorar,y las frecuentes noticias de los aterradores sucesos que constantemente azotaban el planeta no la ayudaban demasiado a disimular la tensión que su cuerpo acarreaba cada vez que una bilocación la inducia a algún lugar depravado por jotuns y purs para dar apoyo a los vanirios y a los berserkers que aun luchaban por los humanos sin importar el precio y a sabiendas de que el ragnarök estaba cerca. Sabia que no podría mentir por mucho más tiempo a Menw, pero si se lo dijera, si le contará la verdad sobre como se sentía, lo único que lograría seria poner a Menw en contra de los dioses y lo que era aún peor, en su contra.

-Recuérdame por que estamos en esta montaña –ronroneó Daanna juntando sus labios a los de Menw -¿Por qué no estamos preparándonos para la inminente batalla que se va a librar? –lo sabia de sobra, se lo había hecho repetir cuatro veces antes de sobrevolar los cielos hacia aquel lugar.
-Por que en esta montaña yacen las ruinas de un antiguo santuario dedicado a la adoración de Freyja y Odín –apartó su mirada de la de Daanna y ante la promesa de no mentirse que años atrás ambos hicieron añadió angustiado –Caleb me lo ha ordenado para pr…

La bofetada que sintió Daanna en su corazón al oír aquellas palabras no fue muy diferente a la que Menw recibió en toda la cara antes de poder acabar la frase. Una bofetada de tal magnitud que si no había muerto en el acto había sido por el simple hecho de ser inmortal. Un golpe que le hizo rotar por el suelo varios metros hasta estamparse contra un muro derrumbado de piedra caliza.

Se encontraban solos, envueltos por una exuberante vegetación que parecía haber cobrado vida a su llegada, en una montaña de más de dos mil quinientos metros de altitud, frente a las  ruinas de unmajestuoso santuario dedicado a la adoración de los dioses escandinavos.

Los mismos dioses que, para dar ventaja durante los días previos y mientras el ragnarök a los vanirios, habían anegado con densos nubarrones todos los cielos alrededor de la faz de la tierra, cohibiendo así al planeta de los dañinos rayos de sol, con el fin de suprimir la debilidad de los vanirios.

-¡Están muriendo muchos de los nuestros hay fuera! –gritó enfurecida y angustiada al mismo tiempo por haber propinado una “desestresante” bofetada a Menw cuando este se había sincerado con ella. Caminando hacia su chico con decisión y viendo como este se levantaba apaciblemente añadió: –Y nosotros que, ¿vamos a quedarnos aquí, en este “poderoso” santuario, mientras masacran a nuestro clan? –le temblaba la voz.

Estaba más nerviosa y enfurecida de lo que aparentaba. Nerviosa y desquiciada al saber que ella no había sido la única en romper la promesa. Y, enfurecida, muy enfurecida consigo misma por haber dañado a Menw cuando él se había comportado como un autentico caballero con ella desde su reconciliación.

-No lo entiendes –dijo Menw esbozando una triste sonrisa tras una mueca de dolor –Eres lo más importante que tengo en mi vida, si te pasará algo, jamás me lo perdonaría –se reincorporó lentamente recostándose contra el muro de piedra y en tono melancólico añadió:–Caleb me contó “las palabras más sinceras que Daanna me ha dicho en la vida” –dijo Menw repitiendo palabra por palabra las de Caleb. –“Si a…”
-No sigas Menw, por favor –suplico Daanna lanzándose hacia él y estrechándolo con sus brazos.
-Lo mismo nos pasaría a tú hermano y a mí si te pasara algo. ¿Comprendes? –dijo con lagrimas en los ojos.–Perderíamos la fe…

No pudo finalizar la frase. Una rara presencia. El palpitar de cinco corazones en la lejanía. Un inmenso haz de luz blanquinosa emergiendo de la base de la montaña, ascendiendo hacia el cielo, iluminando todo a su paso.

Otro colosal chorro de luz en perpendicular aparece haciendo tronar la montaña según asciende hasta las nubes. La tupida vegetación, los arboles milenarios y los arbustossecos de toda la montaña se vuelven verdes y resplandecen al entrar en contacto con la cálidairradiación que emite este segundo haz de luz.

Otras tres columnas de luz aparecen alrededor de la base de la montaña completando, junto a las otras dos, la figura geométrica imaginaria que bordeaba la montaña, un pentágono.

-¿Que esta pasando? –preguntó Daanna poniéndose en guardia junto a Menw.

Cinco colosales columnas de luz perforaban majestuosamente el cielo y fracturaban el escudo de nubes que los dioses habían creado para resguardarlos. En un abrir y cerrar de ojos, trazando líneas en paralelo, los cinco puntos adyacentes que iluminaban las nubes se unieron, rasgando el cielo,hasta formar una perfecta estrella de cinco puntas sobre la montaña.

La clara y cálida luz que los envolvía no les dañaba. No les quemaba. Les daba fuerza y esperanza. Era placentera y relajante. Por un momento olvidaron todos sus problemas y unas terribles ganas de hacer el amor arremetieron entre ellos. Unas ganas que se esfumaron tan pronto como vinieron al notar que la propia montaña comenzó hapalpitar bajo sus pies y las ramas de los arboles a rugirenérgicamente bajo la fuerte luz palpable de la estrella que se había dibujado en el cielo.

-¿Y eso? –preguntó Daanna a Menw contemplando, ensimismada, la escena de los arboles rebrotando y alzándose con fuerzas hacia las nubes, al tiempo que una parte de ella permanecía alerta y notaba como cinco seres avanzaban a paso agigantadohacia ellos. -¿Qué es todo esto? ¿Dónde me has traído? –La montaña parecía tener corazón propio. Un corazón que había estado hibernando durante mucho tiempo, y ahora, al haber sido rociado con aquella enigmática luz, había despertado de un intenso sueño.
-No lo se. Caleb me dijo que te trajera aquí para que estuvieras protegida. De verdad ¡no tengo la más mínima idea de que es este sitio! –gritó alzando la voz por encima del despampanante ruido que ocasionaban los arboles al ser azotados por un gélido flujo de aire aparecido de la nada–¡Alguien viene, siento su presencia!
-Cinco ¡Yo también los percibo! –Aclaró Daanna -¡Y provienen de los cinco puntos de luz que rodean la montaña! ¡Avanzan hacia aquí! –No iba a tener miedo por notar como cinco presencias anormales, aparecidas de la nada, habían hecho reflorecer el bosque medio muerto que se expandía a lo largo de aquella montaña mediante enigmáticos chorros de luz, ni iba a sentir miedo por notar como bajo sus pies la montaña palpitaba, no sentiría miedo porque era tenaz y su carácter no se lo permitía, pero sobre todo, no sentiría miedo porque se encontraba junto a Menw, su media naranja.

Pasaron unos minutos en absoluta tensión, ya que lo que percibían que se acercaba, eran sin duda, los seres más poderosos con los que jamás se habían topado. El inexpugnable poder que contenían esos cinco cuerpos superaba con creces al de Freyja y Odín juntos. Pensaron en sobrevolar los cielos y huir de aquel lugar, pero ¡Zaas!, antes si quiera de poder reaccionar, las cinco presencias dejaron de estar a miles de metros para encontrarse a tan solo una veintena de metros de ellos.

-¡Pero que! –exclamaron al unísono.

Cinco poderosas presencias. Seres envueltos por túnicas largas y blancas. Blancos capuchones envolviendo sus rostros.

-El principio del fin se ha desatado. El inicio de la profecía final comienza ha escribirse. Loki agudizá su oído a nuestra llegada y reagrupá sus fuerzas para realizar un contundente ataque sobre el santuario de la luz –fue la voz neutra de una poderosa anciana quien les dio a entender que no debían temer. –Hermanas –dijo refiriéndose a las otras cuatro–reforcemosla cúpula de la luz, demos fuerza a quienes la necesitan, y hagamos reflorecer de nuevo el Midgard.

Magia. Así se definía lo que aquellas místicas mujeres comenzaron a realizar allí. Con poderosas oraciones. En un lenguaje de canticos ancestrales. Estas, alzaron mediante su voz, fragmento a fragmento, las piedras blancas, que reposaban esparcidas sobre aquella montaña,las cuales constituían el santuario,y,sosteniéndolas sobre el resplandor divino de la luz que irradiaba la estrella, como si de piezas de un rompecabezas se trataran, empezaron a encajar, las unas con las otras, a una velocidad magistral, formando grandes bloques que se precipitaban como cometas blancos hacia la base del santuario.

Pasaron tres minutos, y un último bloque de piedra seincrusto sobre la cima de una de las torres de marfil que habían emergido del suelo como si fueran setas al igual que dos colosales estatuas de Freyja y Odín a ambos lados del santuario.

La montaña rujiá, los arboles vitoreaban, el santuario se alzaba con majestuosidad bajo la luz de la estrella de cinco puntas, las cinco ancianas rebosaban de un omnipotente poder rastreable desde cualquier lugar. Presencias extrañas aproximándose desde la lejanía.

-¿Quienes sois? –preguntó Daanna sin soltar la mano de Menw.
-Daanna McKenna,somos… como decirlo… -levantó los brazos y unas blanquinosas manos se asomaron tras las amplias mangas del atuendo que vestía. Se llevó las manos al capuchón y lentamente se lo retiró –las guardianas de los mundos… -un rostro blanco como el marfil se asomo bajo el capuchón –y portadoras del Saber supremo.

La reacción de Menw fue inmediata e inminente, en cuanto vislumbro el rostro de aquella anciana, un remolino de pensamientos se agolpo en su mente. ¿Podía ser que…?

Daanna lo había sentido. Había notado su reacción y, tan ágil como una pantera, había penetrado y hurgado en su mente. Ahora ella sabía sus sospechas.

Ambos intercambiaron una mirada de confusión. No sabían a ciencia cierta quienes eran aquellas ancianas. Pero si eran lo que creían que eran, se hallaban ante seres supremos. Ante las cinco legendarias creadoras. Ante una leyenda contada y perdida al principio de los tiempos. Ante las Mhïhdräg, creadoras del todo y de la nada.

Si. Eran ellas. Sus supremos poderes las delataban ¿Pero que hacían allí?

-Por favor, seguidnos –dijo encaminándose lentamente hacia un raído sendero de piedra que conducía al gran portón grisáceo del místico santuario de marfil que se alzaba ante sus narices.
-Ya esta aquí, no tardara en irrumpir… -Una voz fuerte y grave, proveniente de una de las otras ancianas retumbo en sus tímpanos. –¡Fenrir y Loki, más un inmenso ejercito de seres oscuros e inmortales… ya vienen!

Lo sentían, y ellas también. A Loki y a todo su ejército les retenía la fuerte luz que emanaba de las cinco columnas que creaban un campo de fuerza alrededor de la montaña. Fenrir, el monstruoso y gigante lobo oscuro que había vendido su alma a Loki a cambio de la inmortalidad, rujiá mientras desgarraba con sus largas y negras uñas, bajo las órdenes de Loki, el manto de luz que les cortaba el paso hacia el poder supremo.

Realizando un simple gesto con la mano, dos grandes y gruesos portones grises se abrieron hacia dentro.
El interior del santuario estaba envuelto en penumbras pero eso pareció que a ninguno de los allí presentes les importara, pues podían ver en la oscuridad. Caminaron unos pasos hacia el interior y los portones volvieron a cerrarse profiriendo un leve chasquido al encajar. Avanzaron por un pasadizo de piedra blanca como el marfil hasta que, al girar a la derecha para seguir el único recorrido viable de aquel pasillo, vislumbraron a una veintena de metros, una pared cerrándoles el camino. Una pared azabache, con tribales blancos inscritos en ella. Unos tribales que representaban, por una parte a Freyja, su diosa, y por otra parte a Odín.

-Esperad aquí un momento –la voz de aquella anciana, más el eco producido por las gruesas paredes que formaban el pasadizo, hizo que Daanna y Menw se sobresaltaran ante la petición,con voz de ultratumba, que aquella anciana realizó.
-Bien –soltó Daanna sintiendo a cada paso que daba más tensión.

Las cinco ancianas posaron sus blancas manos sobre el muro ennegrecido.
Un crujido. Una voz haciendo eco en su cabeza. Un mal augurio. Tensión. Frio. Un vórtice de luz arremetiendo bajo sus pies. Menw y las cinco ancianas sobresaltándose. Daanna desvaneciéndose. Silencio.

Imágenes borrosas. Nauseas. Una sensación de ingravidez invade su cuerpo. Cae. A su alrededor observa ojos que la miran. Siluetas retorciéndose. Ojos rojos como la sangre. Fuego. Se sumergía cada vez más, según caía, en la encarnizada guerra que se estaba librando en el interior del Sessrúmnir, el palacio de Freyja, o al menos lo que quedaba de esté. Habíanvalkyrias y einherjars luchando, junto a Freyja y Odin, contra todo tipo de criaturas oscuras y viles provenientes de los reinos oscuros. El ragnarök había comenzado, y no solo se estaba librando en el Midgard, si no que también se estaba librando en el Asgard.

-¡Daanna, escucha¡ -grito Freyja desde la lejanía mientras rajaba con sus propias uñas, de arriba abajo, a un formidable  gigante de cuatro metros de altura -¡No te he traído aquí para que luches! –Le recrimino viendo como está, al entrar en contacto con el suelo, se lanzaba hacia un purs y lo desmembraba -¡Esta no es tu guerra! –Esquivá a un jotun que se le lanzá  por detrás al tiempo que con el brazo izquierdo lo cortá por la mitad -¡Me oyes! ¡Ya tendrás tiempo para luchar en el Midgard! ¡Ahora escucha, di a las Mhïhdräg que adelanten su ritual! ¡Es una orden! ¡Y ahora largo! –estaba furiosa, y su furia era implacable. Su reino estaba siendo atacado por los secuaces de Loki. Un ataque sorpresa que la había pillado desprevenida, a ella y a todos los otros dioses del panteón escandinavo. Realizó un chasquido de dedos y una columna de luz atravesó y desintegro a Daanna.

Habían pasado tres minutos desde su desaparición. Menw observaba impaciente el rostro pálido como la cera de una de las ancianas, concretamente la que estaba postrada en el suelo en cuclillas con los ojos cerrados, la que según había entendido era la völva, la vidente que todo lo veía. Su rostro contenía tantas arrugas que parecía un pergamino. Los parpados que cubrían sus ojos eran grises. Súbitamente abre los ojos y dice:

-¡Ya esta aquí!

Fue decirlo y un haz de luz se materializo de la nada junto a Daanna. Un hilo de sangre recorría su ceja y descendía por su mejilla. Menw y Daanna intercambiaron miradas y pensamientos. Había estado en el Sessrúmnir. Freyja la había transportado para transmitirle un mensaje. La había teletransportado en mitad de una sangrienta guerra. Eso quería decir que la situación era realmente crítica.

No le hizo falta retransmitirles el mensaje a las ancianas pues la völva ya lo había hecho por ella.
Daanna deparó en que la solida pared de piedra oscurecida que vio anteriormente se había tornado flácida y gelatinosa.

-Iniciemos el ritual, venid, rápido –dijo mientras, seguida por las otras cuatro ancianas, se precipitaba contra la pared y la atravesaba.

Daanna y Menw repitieron sus gestos. Un frio voraz se apodero de sus corazones. Sintieron como si una estalagmita de hielo los atravesaran. Se retorcieron de dolor y cuando reaccionaron, se dieron cuenta de que caían, caían en unas tinieblas infinitas tras cinco cuerpos blancos y relucientes. De golpe, ante ellos, a varios centenares de metros, apareció una superficie dorada, plagada de estatuas y esculturas.

Como los seres inmortales que eran, cayeron de pie y sin sufrir ningún daño.

-Esta sala espacio temporal la creamos hace varios milenios con el fin de transportar de forma masiva al ejercito que protegerá el Midgard, nuestra creación –las palabras de aquella criatura hacían un eco sordo en aquel lugar, plagado de estatuas de guerreros y guerreras, y de dioses y semidioses.

No tuvieron tiempo ni tan siquiera de despegar los labios y el lenguaje de canticos incomprensibles de aquellas ancianas comenzó a retumbar en la sala.

Las estatuas cogían color. Miles de almas tomaban posesión de sus nuevos cuerpos. El latir de casi medio millón de corazones palpitando a la vez. Daanna y Menw sintiendo que sus corazones se apagaban, que dejaban de latir, que sus pulmones se contraían por falta de aire, que sus almas volaban.

-Daanna, Menw –los nombrados oían una extraña voz mientras sus almas sobrevolaban el inmenso ejercito –habéis servido bien a vuestro clan –la voz sonaba cada vez más distorsionada –ahora necesitamos que ambos hagáis una última cosa, y para nuestra última petición os concederemos un poder místico ansiado por muchos…Los cinco elementos, fuego, rayo, agua, tierra y aire. Debéis luchar en la batalla final –sus almas fluorescentes entraron en contacto con unas toscas estatuas de piedra –seréis guardianes de vuestros dioses.
Un crujido. Se encontraban en sus cuerpos de nuevo, solo que esta vez sus cuerpos eran más ligeros y solidos.  Estaban rodeados de dioses y semidioses. A sus espaldas, una rabiosa Freyja y un cojo Odín se alzaban sobre sus cabezas. Todos vestían los mismos trajes blancos e impolutos.

-Proteged el Midgard hijos nuestros, proteged con vuestras vidas nuestro más preciado tesoro y recibiréis una gratificante recompensa –resonaban al unísono las voces de las cinco ancianas supremas –proteged esté santuario y protegednos a nosotras, pues Loki codicia nuestro poder y en caso de que lo obtuviera el ragnarök concluiría, y el mal reinaría eternamente sobre vuestras almas. Os preguntareis ¿Cómo seres tan poderosos temen a Loky? Pues el motivo es simple, nosotras, al igual que vuestros dioses os han creado a vosotros, creamos a los dioses, pero al contrario que ellos hicieron con vosotros, nosotras no les concedimos debilidades, es más, les hicimos poseedores de poderes que ni nosotras tenemos. Y Loky es el único dios que, a demás de transformista, tiene la rara habilidad de absorber y adaptar cualquier tipo de vida y o poderes divinos. Esté don nombrado anteriormente es único y de un solo uso en siglos. No temáis, pues con vosotros hijos míos no lo utilizará.Ahora luchad Mraderhtetxifrutumguasnashoyeron Daanna y Menw mientras las laminas doradas que cubrían el suelo desaparecían. –Gfuhÿôfh Suerte guerreros.
El lobo Fenriracababa de traspasar el campo de fuerza y se dirigía a una velocidad vertiginosa hacia el santuario. Le seguían Loki y un incontable ejercito. Corrían bajo la espesura de los arboles. Y bajo la luz de la estrella. Ni tan siquiera la völva sabía cual seria el bando ganador de aquella guerra de proporciones épicas. La luz de la estrella se intensifico un instante y se quebró. Un poderoso ejército caía desde el cielo, con majestuosidad, sobre el infinito ejército del mal. Aquella noche correría la sangre como ninguna otra. La völvano compartió su última profecía con nadie.

NO HAY LUZ SIN OSCURIDAD
NO EXISTE EL BIEN SIN EL MAL

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